¿El comienzo de una Guerra comercial o sólo un chivo expiatorio?
Desde el
inicio de su campaña presidencial, Donald Trump fue muy claro que quería hacer “America
Great Again”. Desde el momento que estuvo al mando de la Casa Blanca
impuso su modelo neoliberalista nacionalista popular.
A 50 días de
las elecciones la contienda política comienza a calentarse y los republicanos,
pero especialmente Trump, necesitan asegurarse la concurrencia de sus votantes.
Mientras en las elecciones presidenciales la tasa de concurrencia oscila entre
60% y 70%, estos números bajan a 40% en las elecciones de medio término.
Acorde a las
últimas encuestas un 40% de la población dice que el país “se está moviendo en
la dirección correcta” y están satisfechos con la economía. Pero por otro lado,
también se dio a conocer a través de un artículo anónimo en el New York Time
que existe una “resistencia” dentro del gobierno.
Por lo que
Trump no puede perder a sus votantes y nuevamente utilizando Twitter recordó que
él no dejará que el “enemigo” imponga sus condiciones afectando al pueblo
estadounidense. Primero amenazó que serían aplicados “tarifazos” a aquellos
países que no aplicaran ofertas justas y ayer directamente cargó sus misiles
twitteros contra China. Anunció a través de su cuenta que “China activamente
está trabajando para afectar las elecciones atacando a los agricultores,
ganaderos y trabajadores industriales por ser leales a él”.
Por lo que
aprovechando su posición política y a fin de no perder su ventaja aplicó un
incremento del 10% en las tarifas, lo que representa un costo de $200 billones de
dólares para los productos chinos.
La guerra
comercial entre EEUU y China ha crecido durante el último año, ataques y
contraataques por cada una de las partes. La Secretaría de Comercio Wilbur Ross
quiso bajar la tensión y declaró que dado que “el incrementó se da a través de
miles y miles de productos nadie va a notarlo al final del día”. Es decir que
el incremento afectará a la economía pero no será tan fuerte como para que el
presidente pague el precio político de esa lucha.
Este 10% es
inferior al 25% con el que amenazó Trump, pero efectivamente afecta la relación
con China e incrementa el riesgo de debilitar las relaciones de cooperación
internacional. En el corto plazo los efectos no serán tan fuertes para el
ciudadano norteamericano, pero aún resta ver las medidas que implemente China,
y si tomará la decisión de apuntar contra las empresas estadounidense.
Los mercados
se encogieron de hombros ante este escenario, donde ven que de comenzar una
guerra real entre estas dos grandes economías mundiales, se produciría una situación de perder-perder para todo el
mundo. Nada está definido, estamos en el inicio de la próxima fase de la
administración Trump de cara a las elecciones de noviembre.
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