El peligro de la “desinformación” y su impacto en los Derechos Políticos: el caso México 2018

A continuación el resumen de mi presentación en el Congreso Iberoamericano de Comunicación Política

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación han generado una disrupción en la sociedad como la conocíamos. Internet se ha convertido en un medio para el ejercicio de los derechos. En la mayoría de los casos reforzó los derechos humanos, pero en los últimos años se convirtió en el escenario para la vulneración de los mismos, afectando los cimientos de la democracia de los países, especialmente en época de elecciones. Esto implica un nuevo debate en la sociedad que debe estudiar de qué manera se encuentra el punto de equilibrio entre la influencia de las plataformas digitales y el resguardo de los derechos. 

Las redes sociales son el fruto de la revolución tecnológica, nacen como una esperanza para ejercer nuestros derechos, especialmente promoviendo el derecho de la libertad de expresión, donde se elimina a los intermediarios y las personas se vuelven protagonistas visualizando la realidad que los rodea. 

Se vive un escenario de “digitalización” de nuestras vidas. Hoy las personas se comunican, hablan, escriben, se emocionan, se pelean, se organizan y realizan transacciones de toda índole tanto en el espacio virtual como en el espacio físico. 

Cada acción de participación en comunidad mediante la tecnología constituye un ejercicio de libertades cuyo deber de respeto identificamos como correlativo a un derecho humano. La libertad de expresión se ejerce con artículos en blogs, tuits, videos, memes e incluso al marcar “me gusta” o compartiendo una publicación en las redes sociales. Los derechos de participación política y la transparencia gubernamental se practican a través de plataformas de datos abiertos o información pública y de solicitudes de acceso a la información dirigidas a los órganos públicos. Los derechos de reunión y asociación se ejercitan por medio de mensajes en grupos de Facebook y What´s App y en foros de discusión en línea. 

En este escenario ha surgido el debate sobre la influencia de la desinformación digital –conocidas comúnmente como “fake news” – en los procesos electorales y cómo esa práctica afecta la democracia. Esta práctica es el nombre para una vieja costumbre –manipulación de la información- , que se ha modernizado, porque se diseminan más rápidamente. 

Acorde al informe “Freedom On the Net” elaborado por Freedom House las tácticas de manipulación y desinformación dañaron la capacidad de los ciudadanos de elegir sus líderes sobre la base de noticias objetivas y debates auténticos en 17 países durante 2016. Lo que ha colocado en debate cuál es el punto de equilibrio, se debe regular internet y las redes, cómo se debe hacer sin afectar los derechos de libertad de opinión y de expresión. 

En base a la hipótesis que la desinformación vulnera los Derechos Humanos y garantías políticas es que planteo que son necesarias políticas públicas para contrarrestar estas violaciones. 

Existen diversas raíces que generan el problema, así como también diversos actores que influyen a lo largo del escenario por lo que no hay una solución única y eficaz. El abordaje de la problemática debe encararse de manera multisectorial y con políticas públicas que se adapten a las necesidades específicas de cada democracia. 

La desinformación digital ha tomado como base la reafirmación de los Derechos Humanos de expresión y toda la normativa que la sustenta para atacar la democracia de los Estados. A esto se le adicionan dos factores: por un lado el descontento social que ha crecido; y por otro que los ciudadanos se ven influenciados por la constante recepción de información que refuerza sus enojos y sus miedos. Acorde a un estudio de la universidad MIT las noticias falsas tienen un 70% más de probabilidad de ser reiteradas por personas reales y no por bots. Esto se da porque teniendo un responsable del problema, queda en segundo plano el interrogante de si dicha información ha sido adulterada. 

Pero el sufragio no es una actividad residual sino que tiene que ser el resultado de la deliberación racional por lo que se requiere una materialización que nos aleje de la inmediatez de los “sentimientos” que nos refuerzan los mensajes distribuidos por las redes sociales. 

Durante las elecciones, los ciudadanos requieren información precisa para llevar a cabo con éxito su derecho democrático al voto. Esto incluye información precisa sobre: a) su elegibilidad para votar, b) la fecha y lugar de votación; c) la seguridad de los sistemas de votación; d) conocimiento sobre los métodos a través de los cuales pueden votar; e e) información precisa sobre los candidatos que están postulados y las posiciones que ocupan en diferentes políticas. 

A fin de explorar la influencia de las herramientas de la información y la comunicación en una política pública puntual presentaré las acciones que realizó el órgano electoral de los Estados Unidos Mexicanos para combatir la desinformación en el marco de las elecciones presidenciales celebradas el 1ero de julio de 2018. Estas elecciones se desarrollaron en un clima marcado por altos conflictos políticos, económicos y sociales, con altos niveles de violencia no vistos desde el fin de la Revolución Mexicana. A este escenario interno se le adicionaba que las elecciones generales celebradas en México fueron una mega-votación, ya que se eligieron más de 18.000 cargos. 

México cuenta con el 79.1 millones de usuarios conectados a Internet, alcanzando un 67%. Respecto de las redes sociales, los internautas están inscriptos a 5 redes sociales. Facebook continúa siendo la favorita en México con un 92% junto con What’s app que tiene un 79%. 

Según datos de la Asociación de Internet de México 9 de cada 10 mexicanos se informaron sobre el proceso electoral o para conocer a los candidatos empleando las plataformas digitales representando el 97% el principal lugar de búsqueda de información, seguido con un 79% por los sitios de noticias. 

Sobre la información buscada el 85% se refirió a propuestas de campaña y el 77% sobre los actores políticos que participaron en la contienda electoral. 

Dado que la desinformación es multifacética fueron varios los frentes en los que trabajó el Instituto Nacional Electoral (INE). El foco estuvo puesto en el acceso a información clara y transparente para los votantes. Por ello se hizo hincapié en reforzar al órgano electoral protegiendo su infraestructura informática, los datos del padrón electoral y en capacitar a sus empleados. 

Además de manera mancomunada se llevaron a cabo tareas con todos los actores intervinientes - los medios de comunicación tanto tradicionales como digitales, universidad, fact checkers y las principales plataformas digitales, reforzando la verificación y transmisión de la información y para alentar la educación digital. 

Como parte de las acciones generadas: se firmarón convenios con Facebook, Google y Twitter; se realizó una alianza con medios nativos digitales y tradicionales para propulsar la creación de #Verificado2018; y la oficina electoral difundió información durante todo el proceso electoral como una agencia de noticias #Certeza2018. 

Los acuerdos con las plataformas digitales se centraron en capacitaciones para el personal de la agencia electoral, la divulgación de material generado por la oficina y acciones concretas como la promoción de hashtags para instalar el debate presidencial y trasmitirlos en vivo a través de las plataformas y la función de "megáfono electoral" para recordarle a los ciudadanos el día de la votación, quiénes eran los candidatos y dónde debían presentarse a votar. 

Por otro lado, desde el órgano electoral se actuó frente a las denuncias sobre spots publicitarios y el uso de las redes por parte de los candidatos. Respondiendo de manera ágil a los planteos de los candidatos, que en caso que ameritase la información debía quitarse de las plataformas en un plazo menor a las 3hs de haberse pronunciado. 

Las plataformas y las redes digitales traen beneficios y son de utilidad, pero al mismo tiempo resulta fundamental tomar en consideración algunas acciones en el ámbito institucional con el fin de disminuir los riesgos para salvaguardar los derechos que podrían ser vulnerados. 

Las preguntas planteadas sobre cómo debe asegurarse la integridad de las elecciones no son muy distintas a cómo eran antes del avance del uso de las TIC´s. Se debe hacer hincapié en la integridad de la información, la transparencia y confianza de la misma. Todas las respuestas deben empoderar al votante evitando la interferencia en la libertad de expresión y la libertad de recibir e impartir información.

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